Al final, el Barça terminó por darle las gracias al Juez Único Peláez, al que se le ocurrió, por su cuenta y riesgo, fijar su partido aplazado contra Osasuna en una fecha que no era la deseada por ninguno de los equipos. La decisión de Peláez, sin embargo, terminó por servirle al Barça para ponerse en hora en LaLiga con una noche plácida en la que resolvió en 20 minutos un partido que le permite convertirse en líder en solitario. Tres puntos que terminaron con un ruido que, visto lo visto, estaba tan poco justificado como la fecha del partido.

Flick sólo se llevó una mala noticia a casa. La lesión de Olmo confirma que es un jugador con un problema estructural en su físico; y justifica los esfuerzos del club por estudiar, como hizo en el caso de Pedri en Baltimore, dónde puede estar el origen de ese círculo diabólico en el que ha entrado. Todo lo demás fue bueno para el Barça. Salió con una energía inesperada después del parón de selecciones, lo que demuestra que es un equipo focalizado en los objetivos. Exhibió el brillo de Pedri y De Jong en la sala de máquinas, la exuberancia de SuperKoundé, que va camino de los 4.500 minutos, los detalles de Lamine; y los goles de Ferran, que aprovecha cada minuto, y Lewandowski, que abre brecha. Acabó con el brazalete de capitán Gavi, símbolo de la juventud y la apuesta del club por La Masía. ¿Vería Peláez el partido?

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