El Madrid sacó adelante un partido terrible, penalizado por la baja intensidad que creyó suficiente para despachar a un Leganés que lucha por la permanencia. El talento individual de Bellingham o Mbappé y un arbitraje del que no tendrá queja el Madrid evitaron que el Barça pudiera certificar hoy medio título. González Fuertes señaló un penaltito por caída de Arda e ignoró otro por caída de Diego García, amén de una falta previa al 3-2 en una disputa bastante limpia de Tapia. Una intervención decisiva porque al Madrid, por fútbol, no le dio, hasta el punto de acabar pidiendo la hora en el Bernabéu. Tiene mérito seguir en la pomada con partidos tan flojos.
El reto de Ancelotti empezó de mala manera. El primero de los 17 partidos hacia el éxito arrancó con una alineación atípica por los parones internacionales, con Brahim y Arda en los costados, recetando reposo a Vinicius, Rodrygo, Valverde o Tchouaméni. El caso es que el Madrid empezó a ritmo bajo, con mucho pase de seguridad y poco riesgo. Tal vez valoró poco el riesgo de un adversario que ya ganó este año a Atlético en Butarque y Barça en Montjuïc, casi nada. El Lega más ofensivo de la campaña, con Raba, Óscar y Juan Cruz en el once, se plantó sin complejos en el Bernabéu y tuvo premio.
Había pasado poco hasta la media hora. Una buena mano de Dmitrovic tras un remate a la media vuelta de Mbappé, activo en todo el frente de ataque, fue la opción más clara hasta que un balón filtrado para Arda Güler se tradujo en un penalti más que riguroso de Óscar. Hubo contacto, sí, pero fueron más las ganas del turco de tirarse que la fuerza del contacto, lo que provocó el derribo. González Fuertes pitó, Melero no corrigió y Mbappé tradujo la ocasión a lo Panenka, con la fuerza justa para evitar la reacción del meta.
La reacción del Lega fue inmediata y vibrante. Sacó de centro, volcó a la derecha, Juan Cruz pivotó para la entrada de Rosier que se fue como una flecha, centró atrás, no atinó Óscar a la primera y embocó Diego García, habilitado por Fran al perseguir al lateral rival. Buscó reaccionar más por talento que por orden, en una combinaci?pon por el medio entre Bellingham y Brahim que se escapó en el último toque del malagueño. Fue el que le sobró al controlar en el medio, perder por la presión de Rosier y originar el 1-2. Rompió de nuevo el lateral, esta vez en diagonal, para abrir a Óscar, afortunado en el rebote con Asencio, balón atrás y remate de Raba. Sorpresón. LaLiga se escapaba a chorros por la competitividad del Leganés.
Cambió el decorado tras la pausa. Saltaron a calentar Vinicius, Rodrygo y Valverde al tiempo que el equipo blanco encajonaba al rival en su área. Movió la bola hasta llegar a Bellingham en el pico derecho del área. Remató duro abajo, paradón de Dmitrovic, fue al rechace Brahim, sacó de nuevo el meta serbio sobre el larguero y el rebote cayó muerto al lugar donde acudió como una flecha Jude. Principio y final del empate. Tres minutos después salió el Lega a la contra con velocidad, filtró Juan Cruz para dejar a Diego García mano a mano y apareció Bellingham para echar el brazo y abortar la ocasión. Contacto leve. Como el del primer tiempo. En uno pitó. En el otro no.
Con media hora por delante entraron Vinicius y Rodrygo. Parece mentira, pero el Madrid se atascó aún más con los brasileños en el verde. Buscaron la acción individual en lugar de hacer correr la bola. Pero al Lega le costaba cada vez mas engarzar alguna jugada de ataque. Sin presionar mucho, robó Rodrygo, arrancó en vertical y cayó en la frontal tras una acción limpia de Tapia. González Fuertes no sólo vio falta, sino que castigó con amarilla. Libre indirecto sobre el costado derecho. El toque corto abrió el ángulo justo para que Mbappé colocara un 3-2 de laboratorio.
Conseguido lo más complicado, el Madrid decidió jugar con su destino. Ya con Valverde y Tchouaméni en el campo, el equipo sufrió porque el Lega, con los cambios, se fue arriba con gallardía. Remataron Oscar y Raba desde lejos, Munir cabeceó desde cerca, pero es que merodearon el área madridista con insistencia. En un ataque elaborado, después de perdonar la sentencia Vinicius en un dos contra uno, Diomante entró en el área por izquierda y cayó ante Asencio, que midió mal. Los segundos fueron eternos mientras el VAR revisó la acción. Lo estudió Melero y decretó que no era pena máxima. Allí murieron las opciones de un Lega que mereció mucho más. Quien pelea por la permanencia fue más que quien batalla por LaLiga.