Real Sociedad – Sevilla: Golpe del Sevilla en la mesa el día menos esperado (0-1)

La Real salía con un equipo de circunstancias, por ser suaves, debido a que anda inmerso en tres competiciones y su entrenador, Imanol Alguacil, debe regular esfuerzos sabiendo que en Liga no está siendo lo regular de otros años. Old Trafford les espera el próximo jueves, un escenario donde los sevillistas han escrito hermosas páginas de su historia. No hace tanto, aunque parezca un siglo. Una Real que, igualmente, podía plantarle cara a un Sevilla que siempre da la sensación que compite en circunstancias adversas. García Pimienta apostaba por las novedades de Agoumé y Ejuke, como guardándose las cartas de Juanlu e incluso el recuperado Sambi Lokonga para el segundo periodo (Vargas no entraba en la convocatoria), buscando un partido largo y donde los suyos no dimitiesen al primer golpe y aguantaran el pulso hasta el minuto 90. Europa o la permanencia. La permanencia y Europa. Siempre una moneda al aire, con la sensación de caer del lado menos positivo.

  • Real Sociedad: Marrero; Aramburu (Traoré. m. 61), Zubeldia, Aguerd, Javi López; Olasagasti (Oyarzabal, m. 61), Marín; Becker (Barrenetxea, m. 61), Turrientes (Zubimendi, m. 61), Sergio Gómez (Take Kubo, m. 78); y Oskarsson.
  • Sevilla FC: Nyland; Carmona, Badé, Kike Salas, Pedrosa; Agoumé, Sow, Saúl (Peque, m. 84); Lukebakio (Idumbo, 92), Isaac (Juanlu, m. 70) y Ejuke (Sambi Lokonga, m. 70).
  • Gol: 0-1 Ejuke (m. 47).
  • Árbitro: García Verdura (C. Catalán). Amonestó a Marín (m. 80), Sambi Lokonga (m. 91), Traoré (m. 95)
  • Estadio: Reale Arena.

Y el primer tiempo simplemente mostró que a este Sevilla se le puede hacer un gol en cualquier jugada, con despistes impropios de la élite, mientras que el plan de los hombres de García Pimienta, para sorpresa de nadie, menos para los rivales, se basa en buscar a los jugadores de banda, creando superioridad en esa zona para desarbolar por fuera. Sólo lo consiguió una vez en los primeros 45 minutos, con disparo tímido de Pedrosa y remate a las nubes de Isaac en el rechace. Sigue peleado con el gol hasta límite insospechados. Antes de este momento, pasada la media hora, el conjunto local pudo ponerse por delante en varios ocasiones. Sin apretar el acelerador, simplemente por estar frente a un Sevilla acostumbrado a regalar el 1-0. Un marcaje impropio de un saque de esquina posibilitó que Zubeldia rodease a Saúl para rematar en plancha en el borde del área pequeña. Su cabezazo pasó junto al poste. Nyland estaba vendido y sensiblemente enfadado porque sus compañeros sean incapaces de ser contundentes en el balón parado. Y no quedó ahí la cosa. En una falta lateral lejana, nadie se colocó cubriendo los hombres que entraban en el segundo palo y el meta noruego tuvo que meter los puños a disparo de Aguerd a bote pronto. La Real acariciaba el primero sin apenas romper a sudar.

La primera en jugada también fue para el cuadro vasco. Centro de Sergio Gómez desde su banda natural para que Becker le pegase de primeras en el otro palo, a bote pronto y sin dirigir bien su lanzamiento. Nyland volvía a estar bien colocado. Por momentos, el Sevilla combinaba medio bien, buscando sus centrocampistas acercarse a los costados y generar esas superioridades que pide el entrenador, ya que por dentro son incapaces de crear nada. Lukebakio siempre estaba defendido por dos y apenas recibía en ventaja. Estaba esperando su momento. Todavía tenía el Sevilla un regalo más preparado, con un pase al centro en la salida de un Carmona desacertado y con disparo de Oskarsson, quien no aprovechó la inesperada asistencia, pegado al palo. Al descanso se marchaban los equipos igualados. El Sevilla debía cambiar algo para puntuar. Ya para ganar debía jugar otro partido. Casi con otros jugadores.

Y en primera jugada del segundo tiempo, en una contra del Sevilla entre Isaac y Saúl, con pase hacia Ejuke, el nigeriano resolvía con un disparo al palo largo. El primer minuto ya ganaba un equipo que apenas había puesto en problema al portero de la Real en el primer periodo. Un Sevilla que necesitaba algo de viento a favor para encarar uno de esos partidos donde normalmente suele ir a remolque. Imanol mandaba a calentar a sus jugadores titulares, con Kubo, Zubimendi, Oyarzabal o Brais. Artillería pesada. Y no tardaría el técnico realista en sacar a sus mejores hombres. Cuatro sustituciones de una tacada, con las novedades de Traoré o Barrenetxea.

Y al minuto de esos cambios, Lukebakio salía desde atrás de una emboscada para buscar la carrera de Isaac, quien desde el perfil derecho definió al palo largo con su pierna buena, tocando el balón el poste hacia fuera. No entró por poco. Ahí estaba el encuentro del Sevilla. El delantero de Lebrija no tiene ni puntería, ni tampoco fortuna. Una de esas oportunidades que dan vida a los equipos cuando necesitan coger impulso. También movía Pimienta sus cartas para aguantar los últimos 20 minutos. Se quedaba sin hombres punzantes a excepción de Lukebakio, es decir, descaradamente buscaba la contra y protegerse con el balón al dar entrada a un cuarto centrocampista. Algo distinto tenía que hacer el entrenador con respecto a jornadas pasadas.

La Real Sociedad llevaba el peso del choque y encima colocaba en el campo su último hombre de refresco, con Take Kubo al campo. De las pocas veces que se pudo estirar el Sevilla, Sambi Lokonga, en una extraña posición de centrocampista más adelantado o segundo punta por detrás de Lukebakio, el belga tuvo un disparo a pase de su compatriota en una contra, más un remate involuntario en un córner que se marchó por encima de la portería. El Sevilla trataba de recuperar para aguantar la posesión en campo rival y desconectar a una Real que pese a los cambios se le notaba con la cabeza en otra parte, seguramente en tanta competición como en la que anda inmerso. En el alargue, una falta lateral de Kubo la remató y despejó Kike Salas a córner, pasando cerca del poste. Esa fue la última de la Real. Victoria del Sevilla. Fuera de casa de nuevo. Golpe en la mesa de los que elevan el nivel de ambición y exigencia de un equipo, un entrenador y un club.

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